El presidente Gustavo Petro, denunció en su primera intervención ante Naciones Unidas el fracaso de la guerra antidrogas y la destrucción de miles de vidas y de la selva amazónica por parte de la estrategia de persecución.
«Han aumentado los consumos mortales, de drogas suaves han pasado a las más duras, se ha producido un genocidio en mi continente y en mi país, han condenado a las cárceles a millones de personas», señaló el primer presidente de izquierda de Colombia, principal productor mundial de cocaína.
En un discurso dirigido a los países consumidores, Petro llamó a «acabar con la irracional guerra contra las drogas».
El mandatario enfatizó que la estrategia con la que desde hace cuatro décadas se intenta acabar con el lucrativo negocio solo deja cientos de miles de muertos en Norteamérica y prisiones hacinadas en el resto del continente.
«Si no corregimos el rumbo y esta (guerra) se prolonga otros 40 años, Estados Unidos verá morir de sobredosis a 2.800.000 jóvenes» y «morirán asesinados un millón de latinoamericanos más», sostuvo.
Desde su investidura, el 7 de agosto, Petro insiste en un enfoque hacia la prevención del consumo en las economías desarrolladas en lugar de la persecución de los cultivadores de la hoja de coca, la base de la cocaína, considerados el eslabón más débil de la cadena del narcotráfico.
– «Adicción» –
El asedio contra la planta utilizando químicos, insistió Petro, envenena las fuentes de agua y los campos en las regiones cocaleras.
Según la ONU, en Colombia hay al menos 142.000 hectáreas de narcocultivos, buena parte de ellos sembrados en la selva Amazónica.
Los incendios para abrir campo a la coca y otros fines destruyen uno de los ecosistemas más ricos del mundo y clave para la absorción de CO2.
Petro señaló que la Amazonía está siendo víctima de la «adicción» de las potencias por la coca, el dinero, y por recursos naturales como el carbón y el petróleo.
«La selva se quema señores (…) destruir la selva, el Amazonas, se convirtió en la consigna que siguen Estados y negociantes», dijo el mandatario, quien llegó al poder ondeando las banderas ambientalistas.
«Decidieron hacer de una planta selvática amazónica un enemigo, extraditar y encarcelar a sus cultivadores, les invito a detener la guerra y a detener el desastre climático», añadió.
Entre 2018 y 2021 Colombia perdió por la deforestación una superficie de 7.018 km2, un poco más que la extensión de la ciudad brasileña de Sao Paulo, según la ONU.
Petro concluyó haciendo un llamado a los jefes de Estado a destinar fondos para la protección de la Amazonía para «salvar la humanidad y la vida en el planeta».
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