La Falla Cardíaca Canina, comúnmente conocida como Insuficiencia Cardíaca Congestiva (ICC), se trata de una enfermedad cardíaca degenerativa frecuente en caninos de diferentes edades y razas.
Después de 30.000 años de convivencia, los caninos se han posicionado como la especie animal que mayor empatía ha forjado con la especie humana, ya que además de estrechar lazos emocionales generación tras generación, poco a poco han tomado el lugar de un pariente no humano en el núcleo familiar. Esta cotidianidad en la convivencia de los hogares ha llevado a que la especie canina sea más longeva, trayendo consigo la aparición de enfermedades degenerativas con mayor frecuencia.
Este es el caso de las enfermedades cardiovasculares, dentro de las cuales la Falla Cardíaca es la lesión cardiovascular más frecuente en perros, ya que representa entre 10-20% de las enfermedades degenerativas en la especie canina. La Falla Cardíaca también conocida como Insuficiencia Cardíaca Congestiva, afecta a caninos de diferentes razas y edades, siendo los pacientes geriátricos mayores de 7 años los más sensibles.
La Insuficiencia Cardíaca Congestiva, se divide en dos formas de presentación. La primera se presenta en caninos de razas pequeñas y es conocida como enfermedad valvular mixomatosa, la cual produce daños estructurales en las válvulas cardíacas y representa el 75% de las enfermedades cardíacas.
Según el American College of Veterinary Internal Medicine (ACVIM), las razas más susceptibles de desarrollar la enfermedad son Poodle, Pincher, Pomerania, Chihuahua y Cavalier King Charles Spaniel. Esta última raza es la de mayor predisposición y tiende a presentar la enfermedad a temprana edad.
La segunda forma de presentación es la cardiomiopatía dilatada que se desarrolla en razas de tamaño mediano a grande. Se caracteriza porque tiene un alto componente genético y hereditario, y genera la deformación de la estructura cardíaca del animal (agrandamiento del corazón). Debido a ello, el corazón pierde su capacidad de contracción y disminuye el bombeo de sangre, provocando
retención de líquido en varios órganos y tejidos. Esta forma de enfermedad es más frecuente en razas como Bóxer, Doberman, Dogo Alemán, Dálmata, Afgano y Cocker Spaniel.
Ambas condiciones tienen la característica de tratarse de enfermedades de presencia crónica, es decir que son lentas y sus signos clínicos generalmente pasan desapercibidos tanto para el propietario como para el médico veterinario. Debido a esto, muchos de los signos clínicos sólo aparecen a edad avanzada cuando la enfermedad está en un nivel de difícil manejo y control.
Con el fin de reducir el impacto de la ICC, el médico veterinario Víctor Molina (profesional a cargo del Servicio Técnico de la línea de PETS para Boehringer Ingelheim en Colombia), brinda algunas recomendaciones a los dueños de las mascotas, para prevenir y controlar la enfermedad de forma temprana:
- Si se trata de perros de razas pequeñas (Poodle, Pincher, Pomerania, Chihuahua y Cavalier King Charles Spaniel), desde los 7 años de edad debe realizarse un examen médico completo con evaluación cardíaca, y visitar regularmente al médico veterinario.
- En el caso de razas de tamaño grande, es importante que, a partir de los 7 años, se realice la evaluación cardiovascular y en lo posible una radiografía de tórax para evaluar el tamaño cardíaco.
- Los caninos de todas las razas que presentan tos nocturna, deben consultar al médico veterinario, puesto que los ataques de tos sin motivo en las noches, pueden ser síntomas de ICC.
- Todo paciente que presente mareo, desmayo o pérdida de la conciencia, debe ser examinado por el médico veterinario. Puede tratarse de un síntoma de cardiopatía.
- La intolerancia al ejercicio debe considerarse como una posible consecuencia del fallo cardíaco, por ende, se recomienda visitar al médico veterinario.
- La presencia de inflamación constante de los miembros, recolección de líquidos en el abdomen, disminución en la producción de orina, fatiga y decaimiento extremo, pueden ser síntomas de ICC.
Las enfermedades cardiacas en caninos no son curables, pero sí son tratables. El diagnóstico oportuno y la medicación correcta, garantiza la supervivencia y una excelente calidad de vida en los caninos. Vale la pena mencionar que la ICC es una enfermedad manejable y con excelentes resultados en sus tratamientos si se diagnostica a tiempo, por eso es fundamental visitar al médico veterinario y hacer seguimiento si el canino es mayor de 7 años, pues el 75% de los pacientes geriátricos pueden desarrollar enfermedad cardíaca en un grado variable.