En un avance significativo en la búsqueda de la verdad y la justicia en Colombia, el Instituto Nacional de Medicina Legal ha logrado identificar a dos víctimas de desaparición forzada originarias de la Comuna 13 de Medellín en el año 2002, cuyos restos fueron hallados en La Escombrera. Este descubrimiento es resultado de las excavaciones realizadas por los equipos forenses de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) el pasado 18 de diciembre de 2024.
Las víctimas han sido identificadas como una joven de 20 años, coordinadora de un grupo juvenil deportivo, y un vendedor ambulante de 28 años en condición de discapacidad. Ambos fueron asesinados y sus cuerpos enterrados en La Escombrera, un sitio que durante años ha sido señalado por organizaciones de derechos humanos y familiares de desaparecidos como una fosa común utilizada durante el conflicto armado en Colombia.
Estos crímenes forman parte del universo provisional de hechos y conductas investigados en el Subcaso Antioquia del Caso 08, que aborda los delitos cometidos por la fuerza pública en colaboración con grupos paramilitares durante el conflicto armado. La identificación de estas víctimas no solo representa un avance en términos forenses, sino que también es un paso crucial en el reconocimiento y dignificación de quienes sufrieron las atrocidades del conflicto.
La Escombrera, ubicada en la Comuna 13 de Medellín, ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la violencia y la impunidad en Colombia. Se estima que en este lugar podrían estar enterradas al menos 502 personas desaparecidas, muchas de ellas víctimas de operaciones militares y acciones de grupos armados ilegales a principios de la década del 2000. Las excavaciones en la zona han sido una demanda constante de las madres y familiares de los desaparecidos, quienes durante más de dos décadas han buscado respuestas sobre el paradero de sus seres queridos.
El hallazgo de los restos y su posterior identificación representan una luz de esperanza para estas familias. Alejandro Ramelli, presidente de la JEP, calificó este descubrimiento como una «derrota aplastante al negacionismo», enfatizando que lo ocurrido en la Comuna 13 es una realidad innegable, pese a los intentos de minimizarlo. Ramelli afirmó: «Hace más de 20 años, las madres buscadoras y sus organizaciones pedían la presencia del Estado colombiano. Hemos tardado mucho, pero estamos aquí cumpliéndoles».
Este avance también pone de relieve la importancia de la justicia transicional en Colombia. La JEP y la UBPD, instituciones nacidas del Acuerdo de Paz con las FARC, han desempeñado un papel fundamental en la búsqueda de la verdad y la reparación para las víctimas del conflicto. El trabajo conjunto de estas entidades ha permitido avances significativos en la identificación de fosas comunes y en la recuperación de restos de personas desaparecidas.
Sin embargo, a pesar de estos avances, aún queda un largo camino por recorrer. Las excavaciones en La Escombrera continúan, y se espera que en los próximos meses se puedan encontrar e identificar más restos de víctimas. Además, la JEP ha anunciado que llamará a comparecer a 10 personas relacionadas con los hechos ocurridos en Medellín durante el conflicto armado, en un esfuerzo por esclarecer la verdad y garantizar la justicia.
La identificación de estas dos víctimas es un recordatorio de la deuda histórica que Colombia tiene con las víctimas de desaparición forzada y sus familias. Es un llamado a la sociedad y al Estado para continuar trabajando en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación, y para garantizar que hechos como estos no se repitan nunca más.
Este avance también resalta la importancia de la memoria histórica y la necesidad de reconocer y dignificar a las víctimas del conflicto. Iniciativas como las excavaciones en La Escombrera y la identificación de las víctimas son pasos fundamentales para sanar las heridas del pasado y construir un futuro más justo y en paz para Colombia.
En palabras del magistrado Gustavo Salazar de la JEP: «Ya no hay duda sobre los delitos que se cometieron en La Escombrera». Este reconocimiento es esencial para avanzar en la reconciliación y en la construcción de una sociedad que valore la vida y la dignidad de todas las personas.
La identificación de estas dos víctimas es un paso significativo, pero aún queda mucho por hacer. Es imperativo que el Estado colombiano, junto con las organizaciones de derechos humanos y la sociedad en general, continúen trabajando para esclarecer la verdad, hacer justicia y brindar reparación a todas las víctimas del conflicto armado.
Solo a través de estos esfuerzos se podrá construir una paz duradera y garantizar que las atrocidades del pasado no se repitan. La memoria de las víctimas y el reconocimiento de los crímenes cometidos son fundamentales para la construcción de una Colombia más justa y en paz.
Fotoportada: JEP