Una nueva masacre cierra este año en Colombia. Siete indígenas fueron asesinados durante la incursión violenta de un grupo armado en la comunidad de Bellavista, en el departamento del Putumayo, en la frontera con Ecuador. 94 masacres y 169 líderes sociales asesinados es el sangriento balance del 2021 en el país, según registró el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). RFI entrevistó a su director, Camilo González Posso.
RFI: Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, esta última masacre del año generó también el desplazamiento de unas 35 familias indígenas. ¿Quiénes componen esta comunidad sobre la que se ha ejercido tanta saña y por qué?
Camilo González Posso: En este municipio llamado Puerto Leguizamo vive una de las comunidades más importantes del Putumayo en extensión y en las características de grupos étnicos. Han sido golpeadas durante todo este periodo y esta masacre es atribuida a uno de los grupos armados que están en disputa por esa frontera, por sus territorios y por los negocios del tráfico de coca.
Además, por la forma como parecen haberse presentado los hechos, nos indica el horror y la brutalidad de estos grupos. Fue una retaliación directa en contra las comunidades. Dispararon de manera indiscriminada para producir semejante matanza de siete personas.
Este año se han incrementado los desplazamientos forzados en muchas regiones como resultado de esta dinámica violentas, sobre todo en territorios étnicos de comunidades negras y las indígenas.
RFI: Paradójicamente algunos de estos grupos están compuestos por guerrilleros de las FARC que no se acogieron al proceso de paz, las llamadas disidencias.
Camilo González Posso: Estos grupos le prestan servicio más grande a la ultraderecha militar y lesionan los intereses de comunidades indígenas. Hay muchos intereses detrás de esa zona de Putumayo: están la de las minas de cobre más grandes de Colombia y grandes empresas como AngloGold Ashanti están detrás de esos territorios.
Esos grupos generan inestabilidad e incentivan la guerra mientras tanto van cruzando los trámites para las explotaciones mineras de cobre y oro y tierras raras. Le estando prestando un gran servicio a la apropiación de territorios por las multinacionales.
Allí también actúan en grupos paramilitares de narcotráfico, bandas armadas, sicarios.
RFI: Cuando usted dice este es un territorio en disputa, ¿la dinámica es que el grupo armado entra, asesina, genera el desplazamiento de la población y se apropia de la zona?
Camilo González Posso: Es una zona donde hay tradicionalmente cultivo de la coca con producción de pasta básica y laboratorios para el procesamiento de cocaína. Es una ruta hacia el océano Pacífico. También es un territorio de grandes intereses de explotación petrolera. La lógica aquí es que estos grupos armados, se ponen al servicio de otros órdenes violento en el territorio para cobrar rentas a las compañías petroleras o en la cadena el narcotráfico, y de esta manera sobrevivir y alimentar sus economías de guerra. No es que se queden con las tierras, sino que establece un control violento, un orden del terror, unas dictaduras locales, con su ley del gatillo.
Los que no se someten o no entregan las cosechas que cultivan como ellos quieren o los que manifiestan su simpatía con los acuerdos de paz son considerados enemigos. Es un control territorial y poblacional que a veces implica desplazamiento y desposesión de tierras. Todo ese ambiente violento es aprovechado también por los acaparadores de tierras: por la gente que está desforestando, como por ejemplo en toda la zona amazónica. Adelante van uno disparando, matando y sembrando coca y atrás otros organizando una nueva forma de tenencia de la tierra en el servicio de terratenientes. Son completamente funcionales al despojo de tierras y a la apropiación de tierras por intereses terratenientes y mafiosos.
RFI: Ustedes hablan de 94 masacres perpetradas este año. ¿Cuántos líderes sociales asesinados?
Camilo González Posso: A la fecha 169 líderes asesinados. La última situación que se presentó precisamente ahora en Nariño, en la región Pacífico fue un joven líder social muy reconocido ya en la zona en el municipio Barbacoas. En cuanto a la cifra, es espeluznante. El gran esfuerzo para el próximo año es hacer todas las correcciones, las modificaciones políticas, las opciones electorales, las movilizaciones de gobierno para ver si realmente se adopta una la política de no violencia y paz en este país. Es una política general que golpea en los territorios y una la política en los territorios que incide en lo general. Hay que trabajar en las dos dimensiones.