El Ministerio de Salud y Protección Social ha emitido una alerta nacional debido a que más de 12 millones de colombianos se encuentran en riesgo de contraer la enfermedad de Chagas, una afección parasitaria silenciosa pero potencialmente mortal. Esta enfermedad es transmitida principalmente por el insecto conocido como “pito” (Triatoma dimidiata), presente en 595 municipios del país que ofrecen condiciones propicias para su proliferación.
¿Qué es la enfermedad de Chagas?
La enfermedad de Chagas es causada por el parásito Trypanosoma cruzi, que se transmite al ser humano principalmente a través de la picadura del insecto vector. Sin embargo, también puede propagarse por otras vías como la transmisión congénita (de madre a hijo durante el embarazo), transfusiones sanguíneas inseguras y la ingestión de alimentos contaminados.
En su fase aguda, los síntomas pueden ser leves o incluso ausentes, incluyendo fiebre, fatiga, dolor corporal, inflamación en la zona de la picadura o hinchazón en los párpados. Si no se trata adecuadamente, la enfermedad puede evolucionar hacia una fase crónica, afectando órganos vitales como el corazón y el sistema digestivo.
Situación actual en Colombia
Durante el año 2024, el Sistema de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA) confirmó 947 casos crónicos y 18 casos agudos de la enfermedad, incluyendo un fallecimiento. Las comunidades indígenas han sido identificadas como las más afectadas, debido a su ubicación en zonas endémicas y condiciones socioeconómicas vulnerables.
El Ministerio de Salud ha identificado que 595 municipios del país presentan condiciones ambientales y sociales que favorecen la transmisión del parásito. Estas incluyen viviendas con materiales precarios, presencia de animales domésticos y falta de acceso a servicios básicos, lo que facilita la proliferación del vector.
Acciones gubernamentales y estrategias de prevención
Ante esta situación, el gobierno ha intensificado las acciones para prevenir y controlar la enfermedad. Entre las medidas implementadas se destacan:
Fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica: Se ha mejorado la capacidad de detección y notificación de casos a través del SIVIGILA.
Implementación de la Ruta Integral de Atención en Salud para Chagas (RIAS): Esta estrategia permite diagnosticar y tratar la enfermedad desde el primer nivel de atención.
Promoción de la salud y educación comunitaria: Se están llevando a cabo campañas de sensibilización en las comunidades más afectadas para fomentar prácticas de prevención.
Control vectorial: Se están realizando fumigaciones y mejoras en las viviendas para reducir la presencia del vector.
Además, el Instituto Nacional de Salud ha presentado lineamientos técnicos para el uso de pruebas de diagnóstico rápido, facilitando la detección oportuna de la enfermedad.
Recomendaciones para la población
El Ministerio de Salud recomienda a la población, especialmente a quienes residen en zonas endémicas, adoptar las siguientes medidas:
Mejorar las condiciones de las viviendas, sellando grietas y utilizando materiales adecuados para evitar la entrada del vector.
Evitar la presencia de animales domésticos dentro de las viviendas, ya que pueden atraer al insecto.
Consumir alimentos y bebidas seguros, evitando aquellos que puedan estar contaminados.
Realizar controles prenatales en mujeres embarazadas para detectar posibles casos de transmisión congénita.
Acudir al centro de salud más cercano ante la presencia de síntomas sospechosos o si se ha estado en contacto con el vector.
El reto de eliminar la transmisión del Chagas antes del año 2031, meta establecida en consonancia con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud. Para lograrlo, es fundamental mantener y fortalecer las acciones de prevención, diagnóstico y tratamiento, así como garantizar la participación activa de las comunidades y la articulación entre las diferentes entidades del sector salud.
La enfermedad de Chagas, aunque silenciosa, representa una amenaza significativa para la salud pública en Colombia. La detección temprana y el tratamiento oportuno son claves para reducir su impacto y avanzar hacia su eliminación.
Fotoportada: Universidad Católica de Chile