Por: Miguel Angel Silvera
A pesar de estar cantada la presidencia de Arturo Char, para el Congreso de la República no deja de causar asombro y tristeza su llegada al cargo en mención, pues para una gran mayoría de la sociedad colombiana no ha mostrado tener las competentes suficientes para ser siquiera un senador, lo que hace ver que ha llegado al puesto gracias a su maquinaria mediática y amiguismo político que tanto daño le ha hecho al país.
Pero el daño está hecho, la familia Char llegó a Bogotá y su misión es clara, buscan ganar espacio a nivel nacional para las presidenciales del 2022, ya sea con la candidatura de su hermano Alejandro Char o con otro aspirante, porque de algo si estoy seguro y es que el uribismo y la casa Char buscan gestar una candidatura conjunta en representación de la extrema derecha que tan mal ha gobernado a esta Nación, pero que sin embargo vive culpando a la izquierda de los males que aquí ocurren, muy curioso eso.
Pero el honorable presidente del Congreso no la tiene fácil, pues tendrá una oposición férrea desde su propia ciudad, empezando por la mía y también en todas las regiones de Colombia que en general lo conocen, saben de dónde viene y de qué es capaz.
Asimismo, tendrá que apretar su discurso, para que sea más sólido, más cercano a la gente, con más propósito y más incluyente, pero sobretodo más coherente, porque a los colombianos no se nos olvida con quién anda.
Los Char, deberán entonces superar la prueba reina, que es nada más y nada menos que el ‘ojo’ nacional de quienes estamos cansados de los políticos de cartón, de los apegados a los comunicados de prensa y no a la realidad del país.
Espero que Arturo sea consciente de su labor, de la responsabilidad que tiene en sus manos y que así, nos guste o no representa en estos momentos a la Región Caribe, en una supuesta lucha por romper el centralismo, el mismo que ellos también han gestado con el apoyo político que le han brindado a Santos y a Duque en su momento.
Finalmente, señor Arturo, recuerde que en el Congreso no se canta, se legisla y esperemos que no se ausente tanto como en otros períodos, lo vigilaremos, lo cuestionaremos y alzaremos nuestra voz para que cumpla a cabalidad su labor, que es pagada con los impuestos de nosotros los colombianos, esos mismos que pagan la silla que ocupará, de ahora en adelante.