La eliminación de grafitis por parte de la Alcaldía de Medellín ha despertado un intenso debate en la ciudad, destacando la tensión entre la libertad de expresión, la memoria histórica y la regulación del espacio público. Las recientes intervenciones han generado rechazo entre artistas, activistas y sectores políticos, quienes ven en estas acciones una censura a las expresiones artísticas que han caracterizado el paisaje urbano de Medellín.
Entre los casos más emblemáticos está la eliminación del mural «Nos están matando», cerca de la estación Acevedo del metro, y el grafiti «Las cuchas tienen razón», ubicado en el centro de la ciudad. Este último, que se popularizó por ser un homenaje a las madres colombianas y a su lucha constante por la justicia social, fue borrado argumentando que no contaba con los permisos requeridos.
El mural «Nos están matando», creado por un colectivo de más de 80 artistas en 2020, buscaba visibilizar la violencia sistemática contra líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia. Aunque la comunidad artística restauró la obra tras su primera eliminación, esta fue borrada nuevamente por orden del concejal Andrés Rodríguez, quien afirmó que el mensaje promovía divisiones sociales y debía ser sustituido por «mensajes positivos».
La eliminación del grafiti «Las cuchas tienen razón» también provocó indignación en la ciudadanía. Este grafiti se había convertido en un símbolo cultural y en una manera de reconocer el papel de las madres en los procesos de resistencia social. Activistas y artistas argumentan que su eliminación borra no solo una obra, sino también un mensaje de apoyo a la lucha por los derechos humanos y la justicia social.
La eliminación de estas obras ha sido ampliamente criticada por diversos sectores. El presidente Gustavo Petro reaccionó en redes sociales, afirmando que «el arte no se borra porque el arte no se calla», en referencia a los murales eliminados. Además, líderes políticos locales como Daniel Carvalho cuestionaron la coherencia de las decisiones de la Alcaldía, recordando que Medellín cuenta con normativas que reconocen el arte urbano como patrimonio cultural.
Por su parte, colectivos de artistas urbanos han señalado que estas acciones representan un acto de censura. Según declaraciones de varios grafiteros, los murales borrados son mucho más que simples expresiones visuales: son testimonios de la memoria colectiva y herramientas de denuncia social.
La Alcaldía ha justificado sus acciones bajo el argumento de la recuperación del espacio público. Según voceros de la administración, todas las intervenciones en el espacio urbano deben cumplir con requisitos legales que garanticen la estética y la armonía del entorno. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por colectivos y ciudadanos que consideran que prioriza la regulación sobre la libertad creativa y el mensaje social de estas obras.
La eliminación de grafitis como «Las cuchas tienen razón» y «Nos están matando» pone en evidencia el dilema que enfrenta Medellín: proteger el espacio público mientras se fomenta la creatividad y se respetan las expresiones artísticas que han dado identidad a la ciudad. Medellín, reconocida internacionalmente por su vibrante escena de grafiti, enfrenta un momento crucial para redefinir su relación con el arte urbano.
La reactivación de la Mesa Graff, un espacio de diálogo entre la Alcaldía y los colectivos de artistas, podría ser una solución viable para evitar estos conflictos. Este foro podría ser el lugar para discutir regulaciones consensuadas que permitan la convivencia entre las necesidades institucionales y las expresiones espontáneas de la ciudadanía.
Más allá de la estética, el grafiti urbano es un medio de denuncia y de preservación de la memoria histórica. Obras como «Nos están matando» y «Las cuchas tienen razón» trascienden lo visual; son gritos colectivos de una sociedad que busca justicia, paz y reconocimiento.
La polémica actual es un recordatorio de que la eliminación de estas expresiones borra no solo imágenes, sino también voces y luchas que son esenciales para la construcción de una ciudad incluyente y democrática.