Las fuerzas del orden de Colombia han lanzado una gran operación contra la extorsión que se lleva a cabo desde las cárceles, un delito que el año pasado sufrieron casi 10.000 personas en el país.
Más de 2.000 agentes ingresaron en 11 cárceles en Bogotá, Medellín e Ibagué en el gran operativo contra la extorsión en las cárceles. La primera jornada dejó 8 capturados, seis de ellos guardias cómplices, además de 300 celulares incautados.
La forma de extorsión más extendida es la de la amenaza con violencia. Según Iván Carvajal, consultor en seguridad y experto en inteligencia estratégica, los cabecillas de las bandas suelen estar en las cárceles y desde allí diseñan el plan, que es ejecutado por subordinados en el exterior. “Son los jefes de las estructuras que siguen entonces en un rol de liderazgo dentro de las cárceles y que por fuera de ellas hay unas estructuras que siguen sus instrucciones al pie de la letra con absoluta lealtad. Por ejemplo, si adentro están desarrollando una extorsión y le dicen a una persona -su negocio está ubicado en tal lado, tiene que pagar 10.000 dólares mensuales, si no, le quemamos su negocio-, ellos tienen la posibilidad que afuera confirman la información y que puede ir un emisario de ellos a ese negocio a amenazar directamente al dueño o a cobrar la plata” indicó.
Los presos involucrados en estos delitos también han perfeccionado otro método de extorsión ligado al robo de datos y el chantaje, indica Carvajal: “Tienen estructuras que funcionan remoto, o sea por fuera de las cárceles, con personas muy hábiles, hackeando cuentas, cambiando contraseñas, robando información, implantando gusanos que roban información en los teléfonos a través de mensajes, SMS o a través de correos fishing. Se hacen pasar por un funcionario judicial, por un funcionario de la Fiscalía, por ejemplo, a veces se hace pasar por menores de edad o por mujeres con chat privados con hombres y luego les hacen tomarse fotos o les mandan fotos, y luego resulta que no, que esa niña era menor de edad, entonces que para que no lo demanden tiene que cancelar tanta plata ese día”.
Para realizar sus planes, las bandas necesitan la complicidad de los guardias de las prisiones que les permiten acceder a celulares y otros materiales. No obstante, en ocasiones más que cómplices, son también víctimas, asegura el consultor en seguridad. “Los guardianes de las cárceles muchas veces sucumben al soborno, algunas veces porque quieren la plata y se quieren enriquecer, generalmente puede ser un porcentaje del 20%, 30%, pero el 70% de los guardianes son amenazados de que si no colaboran con las estructuras criminales, les asesinan su familia o los asesinan a ellos”, señaló.
El consultor en seguridad, Iván Carvajal, explica también que la extorsión es uno de los ingresos de estas bandas que diversifican también sus actividades en sectores como el narcotráfico o la venta de armas.